La bancarrota de Skully con una historia increíble

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La bancarrota de Skully
La bancarrota de Skully

Sin duda esta marca de cascos considerados «del futuro», ha dado mucho de qué hablar, pues al inicio estábamos emocionados con este modelo, después tristes por saber que probablemente no saldría a la venta y finalmente impresionados por la bancarrota de Skully y su increíble desenlace.

Mira también: El casco inteligente Skully no saldrá al mercado

Skully pintaba para ser un gran adelanto tecnológico gracias a su visión de crear un casco que ofrecía GPS y mapas virtuales en una visión 180 grados, pero todo cambió.

Más de 1.000 inversores privados anónimos decidieron apoyar la iniciativa recaudando una cantidad próxima a los 15 millones de euros mediante crowdfunding.

Al final todo ha terminado tan rápido como empezó, y en menos de dos años una bancarrota se ha acabado el sueño de Skully.

La bancarrota de Skully
La bancarrota de Skully

Un sueño de dos años entre bailarinas eróticas, coches caros y excesos personales.

Partiendo de la nada, Skully debería haber invertido casi todo el plata recaudado en un departamento de averiguación y progreso que les permitiese materializar su casco del futuro. Ahora, gracias a una demanda interna, pudimos conocer que los fondos de la empresa han tenido algunos fines… diferentes.

La demanda ha sido interpuesta por Isabelle Faithhauer, asistente ejecutiva del ©CEO de Skully Marcus Weller y del cofundador y hermano de éste Mitch Weller.

Faithhauer garantiza que los medios económicos de la empresa se usaron por ambos de manera fraudulenta, presentando al planeta una empresa que no era más que una farsa.

En su demanda, también asegura que los hermanos Weller encargaron a Faithhauer el empleo de una contabilidad «creativa», con la que mantuvieron tranquilos a los inversores de Skully, haciendo creer que sus fondos se estaban usando para fines corporativos cuando en realidad se estaban destinando a pagar los excesos de los Weller.

La bancarrota de Skully
La bancarrota de Skully

Algunos de esos gastos personales camuflados aportados por Faithhauer son los siguientes:

  • El alquiler del apartamento de los hermanos Weller en el distrito de Marina (San Francisco)
  • 80.000 dólares en metálico pagados a un cofundador sin nombre y falseados como gastos de un viaje a China
  • Un fin de semana de alquiler de un Lamborghini
  • Un Dodge Viper
  • Otro Dodge Viper después de tener un accidente con el primero.
  • Cuatro motos
  • 2.000 dólares en limusinas en Florida
  • 2.000 dólares en un club de estriptis
  • 2.345 dólares en cuadros
  • Un vuelo a Hawaii en primera clase

Sin duda, el desenlace de la bancarrota de Skully, dará mucho de qué hablar.